Este artículo ha sido redactado por Florent Marcellesi y Paula Espinosa, y publicado originalmente en el Green European Journal, en la seccion Green Observatory: Brexit 

1)Cómo se percibe el Brexit en tu país y en tu partido o movimiento Verde?

Para la población española, la salida de Reino Unido de la Unión Europea causa principalmente, incertidumbre. Según un sondeo de Odoxa publicado en ‘The Daily Telegraph’, el 76% de los españoles asegura que espera que el Reino Unido no abandone la UE. En España no existe un movimiento euroesceptico consolidado que pueda tener por ahora una relevancia institucional. Esto viene dado porque el proyecto comunitario forma parte del proyecto estatal español. En lineas generales, y a pesar de un desencanto paulatino, la población española declara tener todavía mayoritariamente una imagen positiva de la Unión Europea (UE) y confiar en ella. (Eurobarómetro de primavera de 2015).

Pese a que España y Reino Unido no son países vecinos ni comparten la misma lengua; la percepción para los españoles de un posible Brexit, supondrá un deterioro y una mayor complejidad en las relaciones con el país británico. Son varios los efectos que produciría el Brexit para España:

  • Una de las mayores preocupaciones que puede ocasionar el Brexit es la situación de los residentes españoles en el país británico. Según cifras oficiales, 200.000 españoles viven en el Reino Unido y entre 300.000 y 800.000 británicos, residen en España. Son muchas las personas españolas que con la crisis económica han decidido comenzar una nueva vida el Reino Unido, y ahora, pueden ver peligrar los derechos que les conceden los tratados europeos. No unicamente quedaría en el aire la situación delos ciudadanos europeos en suelo británico, sino también de todos aquellos británicos en suelo europeo.

  • Algo parecido ocurre con la situación de las 700 sociedades británicas que se encuentran en suelo español y las 300 españolas en suelo británico. El desconocimiento de las relaciones económicas pueden arriesgar ciertas inversiones en el país por una posible futura deslocalización de empresas.

El Presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ante el Acuerdo EU- Reino Unido del pasado 18 y 19 de febrero, desempeñó un papel muy secundario en las negociaciones. Se critica que se le vio más preocupado por las incertidumbres de la política interna que por un acuerdo que puede afectar el futuro del proyecto europeo.

En cuanto a la percepción de EQUO, el Partido Verde en España; la mayor preocupación viene dada por el peligro de la desintegración del conjunto de la Unión Europea y la subsiguiente pérdida de los principios fundamentales sobre los cuales se asienta el proyecto europeo. Especialmente preocupante resulta el punto que podrá limite a los “beneficios de trabajadores y ciudadanos europeos”, puesto rompe con el principio de no discriminación por motivos de nacionalidad.

El mal Acuerdo entre la UE y el Reino Unido aprobado en el Consejo Europeo en la cumbre del 18 y 19 febrero abre una alternativa que oscila entre lo malo y lo peor:

  1. No hay Brexit pero se habrá conseguido al precio de unas concesiones altísimas que hacen peligrar la propia integración europea.

  2. Hay Brexit y el fracaso será doble: en las negociaciones con Cameron y luego en las urnas con los electores británicos (a pesar de las concesiones!). Ni honor, ni unidad en la diversidad.

Dicho esto, a la hora que escribimos estas líneas la atención política se centra en España en la formación del gobierno y el Brexit (al igual que las cuestiones europeas en general) es por ahora, y por desgracia, un tema marginal. En caso de convocar nuevas elecciones, las elecciones españolas tendrían lugar tres días después del Brexit y es muy probable que eclipsen este tema del debate, al igual que pasó con COP21.

2) ¿Qué podría significar para la UE el Breiti? ¿Qué repercusiones podría tener hacia su país o región?

Si bien es cierto que históricamente el Reino Unido ha mantenido un papel algo distante respecto al proyecto comunitario, la convocatoria de un referéndum sobre la salida del Reino Unido de la UE sitúa al conjunto de la Unión, en una situación incómoda y poco deseable. Se pone en cuestión, una vez más, el entramado institucional comunitario y hace peligrar el futuro de su funcionamiento. Tanto si Reino Unido se queda en Europa como si se va, este proceso supone para la Unión Europea un fuerte varapalo.

Europa está viviendo uno de los momentos más delicados de su historia contemporánea. La crisis de identidad europea está latente. La falta de cohesión en la política migratoria y la negativa de muchos países a ceder competencias en materia de asilo hace tambalear el espacio de libre circulación de personas. A todo ello, se suma la crisis de la deuda aun no resuelta y esta desagradable sensación de que existe europeos de primera y europeos de segunda: mientras se hacen concesiones altísimas para la permanencia del Reino Unido en la UE (Brexit), el eurogrupo humilla a Grecia (Grexit). Con este caldo de cultivo, se generaliza la idea de que la Unión Europea se aleja cada vez más a sus orígenes fundacionales.

Por lo tanto, el Brexit no generaría ningún tipo de beneficio para el proyecto de integración europea. Sino todo lo contrario. Los problemas actuales se agravarían e incluso se crearían nuevos, como por ejemplo, la pérdida de relevancia en la proyección global europea. El Acuerdo que consolida el “estatus especial” de Londres en el club europeo, obligará una modificación legislativa a propuesta de la Comisión Europea en materia de tres aspectos que afectan directamente a los ciudadanos europeos residentes en Reino Unido como son: el acceso a los beneficios para los trabajadores, la expulsión de ciudadanos europeos que comentan delito y la limitación de las reunificaciones familiares. Materias muy incómodas de renegociar y considerados valores fundamentales de la unión europea.

Con casi con toda certeza, en el caso de que el resultado del referéndum sea favorable a la salida de la Reino Unido de la UE, se llevará a cabo la celebración de un segundo referéndum de independencia en Escocia que apelará a una visión europeísta. Esto llevará a trazar paralelismo claro con el caso de Cataluña, y se abrirá un debate profundo sobre la independencia y su relación relación con la UE. Todo ello, podría transcender en la configuración del modelo territorial de España, un modelo muy parecido al Británico.

Es de esperar, por tanto, que los lazos entre de Gran Bretaña-España sean menos estrechos en el caso de que el Brexit se haga efectivo. La preocupación estriba en materia de libertad de circulación, en materia económica y de las relaciones estratégicas con Reino Unido.

3) ¿Qué hace el referendum y las campañas en favor del Breixit para a democracia y el futuro de la solidaridad en Europa?

Históricamente, el Reino Unido ha sido un socio reacio a la injerencia en cuanto a lo que la integración europea se refiere. Desde su adhesión en 1972, Reino Unido se ha encontrado de una manera u otra fuera de la Unión: no forma parte del euro ni del espacio Schengen, tiene un protocolo especifico en la Carta de Derechos Fundamentales y goza del Cheque Británico.

Desde que comenzara la crisis económica y del euro en Europa, los beneficios económicos provenientes de la UE para los británicos, no son inmediatos. Desde entonces, los británicos han optado por cuestionarse su posición en el proyecto europeo. Hasta el momento, el euroescepticismo estaba asociado a una élite socialmente conservadora. Pero a día de hoy, el euroescepticismo ha comenzado a formar parte de una causa popular entre un número creciente de votantes, no solamente en el Reino Unido.

Como es de sobra conocido, el euroescepticismo se ha visto canalizado a través de partidos políticos que comienzan a conseguir fuerte representación institucional. Es el caso de UKIP en Reino Unido, pero también en otros países europeos: Front National en Francia, el Partido de la Libertad en Holanda o Amanecer Dorado en Grecia. La ideología euroescéptica, viene acompañada de la exaltación de la soberanía nacional, y de posturas ultra-derechistas que poco o nada tiene que ver con lo que se conoce como solidaridad europea.

Nos equivocaríamos al pensar que la convocatoria de referéndum del 23 de junio, es una acto aislado sobre el principio del desmantelamiento europeo. Si bien es cierto que tendría un marcado carácter simbólico, puesto que seria el primer país en abandonar de manera voluntaria la Unión; no podría basar toda la responsabilidad sobre el país británico.

En los últimos meses hemos visto, cómo los Estados miembros han desafiado los preceptos de la Unión que hacen vislumbrar una vez más, la crisis de identidad europea. Los casos son muy dispares y atienden a circunstancias muy diferentes, pero todas ellas hace patente el incremento de decisiones políticas de manera aislada. Algunos casos concretos son: la negativa de los países centrales de aceptar las cuotas de refugiados designadas por la Comisión; el referéndum celebrado en julio de 2015 en Grecia para facilitar la negociación con la troika; o el referendum en Holanda en abril 2016 sobre el acuerdo con UE-Ucrania.

Al mismo tiempo, el referéndum en Reino Unido es una oportunidad para repolitizar Europa. Es hora de poner la UE a debate público. La UE no es una cuestión tecnocrática, es una cuestión política y democrática. Y Los Verdes Europeos tenemos que promover que el futuro de la democracia y de la solidaridad pasa por Europa. Es urgente pensar Europa como un proyecto y una emoción positivos.